
Cuando bañamos una planta con la luz de la luna, la estamos encantando con el reverso de la luz solar. Esa planta servirá entonces para rituales mágicos que estén enfocados a terminar cosas incompletas: un trabajo a medio hacer, un amor que no se pudo cumplir por algún obstáculo superfluo, un embarazo del que se espera un buen término, una casa no terminada, para cerrar ventas, para levantar negocios que no han despegado todavía
etc.
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